domingo, 24 de abril de 2011

Manuel Blanco Romasanta

Este es el mas documentado de todos los casos de Licantropía.
Manuel Blanco Romasanta (18 de noviembre de 1809, aldea de Regueiro, Esgos - † 1854) fue un psicópata criminal español y único caso documentado de licantropía (refiriéndose a la enfermedad mental, no al ser mitológico) en España que llegó a cometer varios crímenes en el siglo XIX.


Su historia


A pesar de que en un principio en su partida de nacimiento consignaba como Manuela, pues se creía que era una niña, Romasanta era un sastre, de aspecto físico normal e inofensivo (midiendo solo 1,37cm) de facciones incluso tiernas. Inteligente y culto para la época, pues sabia leer y escribir. Llevo una vida aparentemente vulgar y corriente hasta que su mujer murió (no a manos de él).

Empezó a dedicarse a la venta ambulante, moviéndose los primeros años por la zona de Esgos y posteriormente abarcando toda Galicia.

Es, a partir de entonces, que los lugareños empiezan a señalarlo como vendedor de unto (o grasa humana) fama que se extendió rápidamente por la comunidad de Galicia. Es por esto que las autoridades inician su búsqueda y posterior apresamiento en Toledo. Su fama asesina no le llegaría hasta que es acusado de la muerte de un alguacil cerca de Ponferrada. Tras ser condenado en rebeldía, consiguió escaparse a un refugio en el pueblo abandonado de Ermida. Allí convivió con el ganado durante meses, hasta que vuelve a aparecer en público esta vez en Rebordechao y poco a poco se fue mezclando con la población local. Es en este pueblo donde empieza a contactar con los vecinos ganándose la confianza y amistad de las mujeres, lo cual hizo que los hombre lo llamaran "afeminado" llegando incluso a desempeñar oficios propios de mujer en la época como por ejemplo tejedora.

Ya asentado en el pueblo es cuando comienzan sus brutales asesinatos, los cuales cometía en los bosques de Redondella y Argostios. Durante años elude a la justicia y logra asesinar a 9 víctimas siendo estas siempre mujeres o niños. Casi inmediatamente después de los asesinatos empieza a planificar su huida llegando a salir del reino de Galicia con un pasaporte falso. Finalmente es capturado en Nombela (Toledo) y juzgado en Allariz (Orense). Romasanta reconoció que, víctima de un maleficio que lo vuelve lobo, mato a 13 personas a sangre fría, usando sus manos y dientes para acabar con las vidas y comerse los restos.

El juicio (conocido como "causa contra el hombre lobo") duró un año aproximadamente. En el se le acuso de llevar con mentiras y engaños a mujeres y niños con él para matarlos y sacarles el sebo o el unto y posteriormente venderlo. En este litigio declaro ser víctima de un sortilegio de una bruja que, según él, le hacia transformase en lobo durante las noches de luna llena y asesinar y desgarrar cuerpos humanos en los oscuros bosques ante la ancestral llamada de la sangre.

La primera vez que me transforme fue en la montaña de Couso. Me encontré con dos lobos grandes con aspecto feroz. De pronto, me caí al suelo, comencé a sentir convulsiones, me revolqué tres veces sin control y a los pocos segundos yo mismo era un lobo. Estuve cinco días merodeando con los otros dos, hasta que volví a recuperar mi cuerpo. El que usted ve ahora, señor juez. Los otros dos lobos venían conmigo, que yo creía que también eran lobos, se cambiaron a forma humana. Eran dos valencianos. Uno se llamaba Antonio y el otro don Genaro. Y también sufrían una maldición como la mía. Durante mucho tiempo salí como lobo con Antonio y don Genaro. Atacamos y nos comimos a varias personas porque teníamos hambre.
Manuel Blanco Romasanta, CAUSA Nº 1778: CAUSA CONTRA HOMBRE LOBO, JUZGADOS DE ALLARIZ (ORENSE)

Mas tarde alegaría que lo que sufría no era una maldición sino una enfermedad. Además declaro recordarlo todo una ve transformado otra vez en humano, lo que sin lugar a dudas fue decisivo para su sentencia. Esta llegaría el 6 de abril de 1853, a los 44 años, la conclusión final del litigio fue que ni estaba loco ni era idiota o maniaco. Fue condenado a morir en el garrote vil y a pagar una multa de 1000 reales por víctima.

Su suerte le sorprendió cuando un hipnólogo francés que había seguido el caso envió una carta al Ministro de Gracia y Justicia en la cual expresaba su duda acerca de si Romasanta padecía licantropía o no. Aseguraba haber curado a otros pacientes con la hipnosis y pedía que, antes de ejecutarle, le dejara hipnotizarlo y solicita la intervención de la reina Isabel II, cual pidie al Tribunal Supremo que revise el caso. Tiempo después, Isabel II firmó una orden para liberar a Romasanta de la pena capital, reduciéndose ésta a la perpetua.

Al mismo tiempo, la Defensa del reo protestó porque, en su opinión, no se podía probar un asesinato con una única confesión, aunque ésta fuera la del propio acusado.

Romasanta murió tiempo después en la prisión de Allariz en la que cumplía condena. El 30 de mayo de 2009, en un documental de la TVG Europa, se habló de la posibilidad de que hubiera muerto en otro lugar, como el castillo de San Antón (La Coruña).

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